Un informe publicado por la revista The Lancet (revista médica británica) dejaba datos catastróficos: desde 1990 las muertes por calor y por frío han aumentado. Con la predicción de que las temperaturas aumentarán, dando así cambios bruscos, alternándose fuertes aguaceros y momentos de sequía.

El clima nos impulsará a vovler a pensar muchas cosas. Si la solución no es hacia arriba, puede estar en la dirección opuesta. Como señaló Luis Alonso, arquitecto "los edificios subterráneos no son ciencia ficción, es la realidad del pasado y del presente". Como decía Antonio Gaudí, "La originalidad es la sencillez de volver a la solución original".

Siempre existen lugares con buena inercia térmica, que no es más que la capacidad de una estructura para amortiguar la diferencia entre la temperatura externa e interna. En los edificios subterráneos, es necesario enfriar o calentar una gran cantidad de suelo para que el espacio sea adecuado para vivir.

Hay muchos tipos de edificios subterráneos. La humedad en este tipo de edificios puede ser un obstáculo, pero con un buen diseño, se puede controlar y el ambiente es más saludable que el aire seco de los sistemas tracionales de refrieración de las casas. Además, la energía geotérmica subterránea se puede utilizar como sistema de calefacción para aprovechar el calor subterráneo. Todo eso muestra que frente al cambio climático, los edificios en cuevas son una opción valiosa.

Un reto para esto es buscar la iluminación natural. En este sentido hay soluciones como el solar tube, que es un tubo con espejo que sirve para proyectar la luz y conducirla a estancias oscuras. Y es compatible con la presencia de nuevos materiales, como las pinturas térmicas que funcionan rebotando la luz y pueden usarse para iluminar el interior. Este tipo de edificaciones se las asociaba antes con viviendas poco higiénicas, por eso es una arquitectura denostada que necesita desprenderse de prejuicios.

Un diseño único:

Un ejemplo en Madrid es la casa-estudio del arquitecto Fernando Higueras, bautizada como "Rascainfiernos". Creada en los 70, se basa en un buen diseño que sigue siendo moderno hoy en día. Para ellos Higueras excavó un cubo de 9 metros de largo, 9 de ancho, lo dividió en cuatro partes y colocó cinco claraboyas. La luz inunda los 80 metros cuadrados que tiene, y para ellos solo tuvo que abrir una cuarta parte de la cubierta.

Eso crea a su vez una doble altura de 7 metros. Los temas de humedad los resolvió con un muro que tiene una cámara de ventilación alrededor, conservándose hasta hoy sin ningún desperfecto en la estructura.

Desde las raíces:

Un proyecto de hotel-cueva, son 72 viviendas-cuevas con 200 años, en proceso de rehabilitación. En Granada hay unas 20.000 viviendas cuevas, muchas de ellas habitaladas y representan un elemento identificativo del lugar. Lo que se pretende con el hotel-cueva es tener energías renovables y limpias, donde cada vivienda es única  y tiene una historia detrás.

Cada cueva funcionará como un pequeño apartamento con salida directa al exterior, con una gran plaza en forma de herradura. Las partes comunes discurren en el exterior. Este tipo de construcciones también permiten el ahorro de material. De hecho, un 40% de la estructura que se precisa para la edificación ya está reselto de antemano con las paredes. Y el mobiliario se puede picar en la propia cueva, combiando así sostenibilidad y tecnología.

Estas soluciones arquitectóticas tradicionales brindan respuestas de futuro. Las casas-cuevas se han convertido además en un instrumento de reactivación económica por su probada atracción turística. En un mundo en el que la pandemia ha reforzado el valor del aislamiento, la arquitectura se sumerge en la profundidad u en el espacio pasado para enfrentarse a un mañana cada vez más hostil.