Las palabras del Museo del Prado se escaparon de las cuatro paredes. La institución actualmente forma un campus alrededor de su sede histórica, originalmente diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva con otro propósito para albergar el Gabinete de Historia Natural y la Academia de Ciencias. Desde 1995 se han incorporado al edificio otros enclaves cercanos: el Monasterio de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro y las oficinas administrativas de la Calle de Ruíz de Alarcón.

El miembro más nuevo del complejo se anunció hace seis años, pero solo ahora el gobierno desbloqueó los 36 millones de euros necesarios para la restauración. El Salón de Reinos fue construido para la celebración del Buen Retiro, un palacio que ya no existe, y fue diseñado por el Válido de ép Felipe IV como un lugar de entretenimiento real. Su decoración de época dorada evoca las trayectorias pasadas y futuras de la dinastía Habsburg.

Desde entonces, las colecciones se han trasladado a Toledo. El autor también tiene previsto reorganizar un entorno urbano. Hace solo tres meses, la UNESCO lo nombró Patrimonio de la Humanidad en la categoría Paisaje Cultural: un pasaje subterráneo conecta este nuevo espacio con el Casón del Buen Retiro, y el pasaje será complementado por rampas y escaleras. Así se llegó a un acuerdo entre la galería y el Ayuntamiento de Madrid, que autorizará la obra y estudiará la futura integración del resto del campus. Este será el segundo proyecto de expansión más grande realizado después de que Rafael Moneo agregó un nuevo edificio al Monasterio de los Jerónimos en 2007.

Un gran atrio abierto.

La integracion del Nuevo Salón del Reino y el paisaje es un problema, por lo que los arquitectos mostraron un gran atrio que se abre hacia el sur. La eliminación de la losa del piso también permite que la nueva fachada principal filtre la luz natural, mientras que la superficie suprimida se restaurará en el tercer piso. Habrá una sala de exposiciones en la que se instalarán paneles fotovoltaicos en el techo para alimentar el complejo. Pilares de bronce soportan la nueva altura del voladizo sin más soporte. El resultado supondrá que el espacio expositivo del complejo museístico alcanzará los 2.500 metros cuadrados. Además de considerar la renovación del pasaje en el vestíbuelo y el túnel debajo de él, el acuerdo con el Ayuntamiento también se detuvo en las seis esculturas circulares que marcaban la entrada norte, donde alguna vez estuvo el pasaje original.

Todos estos granitos serán reparados. En la Plaza Oriental y los Jardines del Retiro brillarán aquellas obras que representan a desconocidos, no las obras de Luis I y Felipe IV, porque están muy relacionadas con la historia ambiental. La foto de Luis I fue llevada al Museo de Artillería en 1841, quizás porque el presidente nació aquí. Aunque la escultura nunca ha sido reconocida, se han conservado sus pinturas y diversas esculturas, y en ella se puede reconoder la segunda imagen viva de Borbón. Lo mismo sucedió la escultura de cuerpo entero de su tatarabuelo, un pequeño austriaco, que también decoró la altura del palacio debido al genio retratista de Samiento. Es por eso que la figura de Felipe IV con manto de visión nunca ha sido decorada con remolinos, y solo puede relacionarse con las imágenes representadas por otras obras.

Estos movimientos tienen como objetivo restaurar la continuidad histórica del espacio de la ciudad capital. Al igual que el Salón de Reinos, incorporó un homenaje al pasado barroco. Aunque no se conserva ninguna evidencia visual de su aparencia, se reconstruye por relaciones o inventarios contemportáneos: su techo y paredes están pintadas de blanco con arabescos dorados. En la Bóveda, como colgando sobre la ventana, lucen 24 escudos del Reino de España, y estos escudos llevan el nombre de ste palacio.